When we first met over a cup of Colombian coffee in Medellin in December 2018, we knew that our years living in the same city were winding down, as Mike had already made plans to return to the U.S. for grad school. After a few wonderful months together, highlighted by a trip to the coast and to visit Leydi's parents on their farm, Mike moved to New Orleans. If the Caribbean and Gulf of Mexico stretching out between us were not enough, COVID travel restrictions soon added infinitely to the physical distance, yet our connection only grew. Today, we are happy to know that, whatever rough seas or quarantines might lie ahead, we will face them side by side. Cuando nos conocimos por primera vez para tomar un café colombiano en Medellín en diciembre de 2018, sabíamos que ya estaba llegando a su fin el tiempo que teniamos para vivir en la misma ciudad, ya que Mike había hecho planes para regresar a los EE.UU. para su doctorado. Después de unos maravillosos meses juntos, destacados por un viaje a la costa y una visita a los padres de Leydi en su finca, Mike se fue a Nueva Orleans. Como si el Caribe y el Golfo de México que se extendían entre nosotros no fueran suficientes, las restricciones de COVID aumentaron infinitamente la distancia física entre nosotros, pero nuestra conexión solo creció. Hoy, nos alegra saber que, independientemente de los mares agitados o las cuarentenas que nos esperan, los enfrentaremos juntos.