Roma. 2 di Aprile 2011. Un sabato sera di aprile, cambio' la nostra vita. Greg tornava dal lavoro, mentre io da una uscita con una mia amica. Saliamo sullo stesso treno, quel treno che ci cambio' la vita. E' stato amore a prima vista. Da quel giorno non ci separiamo più. Io avevo 17 anni e lui 24. Poco dopo abbiamo il nostro primo bambino, Thomas. Abbiamo avuto alti e bassi diventando genitori cosi giovani, ma siamo cresciuti tanto insieme. Due anni dopo e' nata la nostra prima principessa, Chloe. Con due bambini, sembrava che avevamo tutto e tutto era perfetto, ma Dio aveva riservato per noi altre sorprese. Quando Chloe aveva appena 6 mesi, sono rimasta incinta della piccola Rachele. Tutto sembrava andare bene, ma le mille cose ci hanno fatto cambiare paese e con i nostri 3 bambini abbiamo preso un aereo e volato oltre oceano, nella nostra casa attuale, in America. I primi anni sono stati i più difficili, dove la nostra relazione ne ha sofferto, dove noi abbiamo sofferto. Abbiamo imparato anche da queste cadute, abbiamo pianto, abbiamo pensato che tutto fosse finito, ma con la mano di Dio nel nostro cammino ne siamo usciti. Chi ha vissuto con noi la nostra storia sa quanto duro e' stato. Pero come in tutte le favole esiste sempre un lieto fine. Abbiamo trovato il nostro equilibrio, abbiamo trovato la nostra felicità insieme e abbiamo trovato il modo migliore di amarci e capirci (dove io, ho sempre ragione LOL). Pero la avventura di figli non finisce qui. A coronare il tutto e' stato l'arrivo del nostro ultimo baby, Nicholas. Con tutti e 4 la nostra vita non e' mai noiosa ma di certo tutto ora ha un senso diverso. Non siamo perfetti, e ci saranno sempre difficolta da affrontare, ma entrambi sappiamo di aver trovato la perfetta meta per superarli. Non abbiamo una storia tradizionale. Tutto e' andato un po' al contrario. Pero'.... Abbiamo iniziato dalla fine, ma sappiamo che sarà per sempre.

Roma, 2 de Abril 2011 Un sábado de noche cambió nuestra vida. Greg regresaba del trabajo, y yo regresaba de una salida con una amiga. Nos subimos en el mismo tren. Ese tren que nos cambió la vida. Fue amor de primera vista. Desde ese día, no nos separamos nunca más. Yo tenía 17 años y el 24. Después de poco tiempo tuvimos a nuestro primer hijo, Thomas. Tuvimos altos y bajos, siendo papás muy jóvenes, pero crecimos mucho juntos. Dos años después nació nuestra princesa Chloe. Con dos niños pensábamos que lo teníamos todo, y todo era perfecto, pero Dios tenía otros planes para nosotros. Cuando Chloe tenía recién 6 meses, descubrí que estaba embarazada de mi piccola Rachele. Todo parecía ir bien, pero por millones de razones decidimos salir del país, y con nuestros 3 hijos nos subimos en un avión y volamos hasta nuestra casa de ahora, los Estados Unidos. Los primeros años fueron los más difíciles, donde nuestra relación sufrió mucho, donde nosotros sufrimos mucho. Aprendimos mucho de estas caídas, lloramos, pensamos que todo ya se iba acabar, pero con la mano de Dios en nuestro camino salimos de todo y estamos más unidos que nunca. Quién vivió nuestra historia, sabe lo duro que fue todo. Pero como en todos los cuentos de Ada, siempre hay un final feliz. Después de mucho trabajo encontramos nuestro equilibrio, encontramos la felicidad juntos y encontramos la mejor manera de amarnos y de entendernos (donde yo tengo siempre la razón lol!) Pero la aventura de los hijos no terminó ahí. A coronar todo fue la llegada de nuestro baby Nicholas. Con los 4 nuestras vidas nunca para pero todo tiene un sentido diferente ahora. No somos perfectos, y siempre habrán dificultades en la vida, pero los dos sabemos que estamos el uno para el otro para enfrentarlas. No tenemos una historia tradicional. Todo comenzó al revés. Empezamos desde lo último, pero sabemos que será para siempre.