En mi vida, había escuchado muchas historias de amor. Pero la verdad yo era tan incrédula sobre el amor y esas cosas! Tenía una oración específica sobre un futuro esposo, pero sin mucha fe, en ese momento. Era tan difícil que alguien se ganara mi confianza por que había puesto una gran barrera con los chicos. Fernando y yo nos conocimos cuando nos hicimos chaperones de mi hermana y mi cuñado. La primera cita q ellos tuvieron en el año 2016, fuimos invitados para acompañarlos. Recuerdo que pensé: Y con este chico de que voy a platicar! Yo me concentré en mi deliciosa hamburguesa que devoraba con muchas ganas ! Cuando de pronto, en la conversación que tenían, Fernando mencionó su gran gusto por las motocicletas. En ese instante, limpie mi boca, me senté derecha y le puse toda la atención del mundo. Verán, yo estaba buscando maneras de convencer a mis padres de que me dejaran comprar una moto. Y esa conversación fue parte clave para bajar un poquito la guardia y sentirme con la libertad de ser yo misma y tener una conversación interesante y llena de risas con Fernando. Su honestidad, transparencia y su trato respetuoso fue ganando mi confianza y con el tiempo mi corazón. Así como en la oración que pedía a Dios. Nos hicimos novios, en Septiembre del 2016 y comenzamos nuestra aventura que aunque para muchos muy larga, para nosotros ha sido perfecta. Han sido años creando lindas memorias! Pero sin duda, la más importante es cuando por fin me propuso matrimonio. Fue algo muy espontáneo, como es el. Manejo muchas millas de Colorado (donde había pasado la navidad) a Utah para encontrarnos en el lugar donde estábamos pasando navidad mi familia y yo. Y en el camino de regreso a casa, a los pies de una montaña muy cerca de Zion National Park, en presencia de mis padres, doblo rodilla y sacó un anillo y me propuso matrimonio. Claro q dije q si antes de que el terminara de preguntar. Fue algo que no esperaba, totalmente sorpresivo y perfecto. Hasta el día de hoy no he tenido una moto. Pero puedo confirmar que mi príncipe no llego en un corcel blanco pero si en una preciosa moto roja, como alguna vez lo imaginé.