El destino nos unió en nuestro sitio de trabajo en Nuevos Horizontes, donde nuestras vidas comenzaron a entrelazarse de formas inesperadas. Oscar y yo, Stephanie, jamás imaginamos que nuestras constantes interacciones laborales serían el comienzo de algo tan especial. Una charla casual sobre su recuperación tras una cirugía marcó el inicio de nuestras conversaciones más personales. Entre risas, un café compartido y un almuerzo lleno de anécdotas, comenzamos a descubrir que teníamos mucho más en común de lo que pensábamos. Luego llegó el cine. A pesar de que nunca veo películas de miedo, acepté su invitación, y esa noche, fue donde compartimos nuestro primer beso. Poco después, un viaje con compañeros a La Esperanza selló nuestro destino. Fue allí, donde Oscar me pidió ser su novia un 15 de septiembre. Aunque mi respuesta llegó días después, ambos sabíamos que mi corazón ya había dicho que sí. Desde entonces, nuestra historia ha sido una combinación perfecta de risas, complicidad y amor. ¡Y ahora estamos listos para escribir el próximo capítulo juntos!

El 18 de diciembre de 2021 se convirtió en un día que jamás olvidaremos, lleno de emociones, contratiempos y, finalmente, magia. Habíamos sido invitados a una boda en Tegucigalpa, y con toda la anticipación posible, organizamos vestuarios, citas de maquillaje y hasta un día previo para estar relajados y disfrutar. Pero la calma pronto se transformó en caos cuando descubrimos que el traje y el vestido que habíamos alquilado no estaban listos. Con el reloj corriendo y las emociones a flor de piel, Oscar, como siempre, mantuvo la calma y se convirtió en el héroe del día. Juntos recorrimos tiendas, improvisamos con lo que encontramos y resolvimos cada obstáculo, demostrando que en equipo siempre lo logramos. Aunque no llegamos a tiempo a la ceremonia eclesiástica, logramos presentarnos en la recepción, agotados pero felices, listos para disfrutar la celebración. Sin embargo, lo mejor estaba por llegar. Mientras ayudaba a la novia con su vestido, algo inesperado sucedió: ella me llevó a un lugar apartado, donde Oscar me esperaba, rodeado de flores, amigos cercanos y una sonrisa nerviosa pero llena de amor. Con un discurso que aún me hace suspirar, se arrodilló y, con la emoción en su mirada, me preguntó: "¿Se quiere casar conmigo?" Entre lágrimas y una felicidad inmensa, respondí con un rotundo "¡Sí, sí quiero casarme con usted!". Fue un momento mágico, compartido con personas especiales que hicieron de ese día caóticamente perfecto, el inicio de nuestro para siempre. Gracias a todos los que fueron parte de esta historia inolvidable. 🤍